jueves, 26 de mayo de 2011

¿Queer?


Queer /kwiər /
-Palabra de origen germánico adoptada por el inglés desde el siglo XVI, cuyo significado y uso es versátil-Oxford English Dictionary.
Originalmente aludía de manera ofensiva a aquellos que históricamente han sido estigmatizados por profesar una sexualidad considerada como extraña, rara, divergente. En la actualidad, con queer se pretende identificar a los que son o se sienten excluidos por su identidad, como una autoafirmación; forjando una comunidad diversa que a su vez incluye a l@s heterosexuales.
Queer sería entonces  lo “anormal” como proceso de afirmación y legitimidad política de uno mismo y a su naturaleza le sería inherente la idea de inclusión. Es también, un término de identidad que no juzga cuáles sean los límites para la sexualidad y que incluye a todos aquellos que caen fuera de los convencionalismos más restrictivos y tradicionales, estando identificados: homosexuales (gays y lesbianas), bisexuales, transexuales, pansexuales, asexuales, heterosexuales, etc.
Lo queer quiere desmantelar la asunción del discurso contra la diversidad, la reivindicación del derecho a la diferencia; pretendiendo cuestionar los dispositivos de normalización de sexo y género, mismos que buscan afianzar la heterosexualidad forzosa como “legítima y hegemónica” al presentarla como original, natural y esencial, logrando con ello que las diferencias sociales dependan siempre de un orden económico, político e ideológico.
Lo queer va más allá de los límites de la categoría homosexual. Examina la manera en que la diferencia de género y la diferencia sexual juegan con, dentro y contra las condiciones del significado convencional.
Re-tomado del libro: Hollywood Queer de Leandro Palencia. T&B Editores. Madrid. 2008. 366pp.

jueves, 19 de mayo de 2011

¡Al diablo la Tolerancia!


¡AL DIABLO LA TOLERANCIA!

Siempre que escucho hablar a una persona sobre la importancia de “tolerar” la diversidad y aprender a compartir espacios y momentos con aquellos que son “diferentes”, pienso en lo mucho que aún tenemos que trabajar los seres humanos para lograr entender nuestra propia diversidad, el respetar al otro desde sus diferencias.

Hablar de tolerancia es ser cómplice del discurso construido desde un espacio hegemónico de poder, de una heteronorma,  para justificar los miles de abusos –ejemplos interminables- y agresiones que se cometen cotidianamente contra aquellos que no nos apegamos a las estructuras y normas establecidas autoritariamente por aquellos que nos “toleran”.

Pensar la tolerancia como un elemento de relación social con aquellos con los que no quisiéramos que fueran o a lo que estamos acostumbrados a ver, o ser; nos lleva a construir una convivencia desde la exclusión, el mutuo rechazo, y por ende, a la indiferencia, sin dar el paso a una inclusión de la diferencia sexual separada totalmente del género, sin el privilegio del estatus que conllevan los discursos tradicionales para minar la noción de identidad.

Basta de “tolerarnos” lo unos a los otros, de reprodur acciones homofóbicas, racistas, clasistas, y discriminadoras dentro y fuera de nosotros. Hasta que no logremos entender que el problema de la discriminación no radica en luchar por que el sistema económico y político imperante nos dé espacios de consumo y mutua discriminación, sino en la lucha cotidiana y constante por mejorar la calidad e integridad de tod@s l@s que construimos este mundo, seguiremos reproduciendo las acciones de homofobia, lesbofobia y transfobia que tan bien hemos aprendido de aquellos a quienes reclamamos espacios de poder.

La sexualidad es un acto político, he ahí la verdadera política, ése momento en el que una reivindicación específica no es simplemente un elemento para la negociación de intereses, sino que apunta a algo superior, empezando a funcionar como una condensación metafórica de la completa restructuración de todo el espacio social.

La homofobia existe principalmente en quienes no están dispuestos a aceptar su propia diversidad, aún cuando han “salido del closet social”, no se han despojado de la culpa por ser diferentes, intentando reducir las opciones de expresión, de ser, de vivir. No somos diferentes, somos diversos igual que todos los demás, los estigmatizados, los criminalizados, los patologizados. Votemos por desmantelar los discursos que afirman, fortalecen, justifican y legislan la opresión.

En éste 17 de mayo, las lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales, transgéneros, intersexuales, travestis, lo que menos necesitamos es ser incluidos en las filas de una tolerancia maquillada de indiferencia, miremos hacia la construcción de un mundo donde quepan varios mundos. Hoy es un día en que tenemos que luchar principalmente contra la discriminación y homofobia interiorizada entre la llamada Comunidad LGBT –dudando del sustantivo comunidad y preguntándome sobre quieres la integran-, pues si no logramos quitarnos las cadenas de la vergüenza y deseo por la aceptación nunca podremos verdaderamente ser otros y seguiremos siendo los mismos que discriminan por que aquellos no son lo que esperamos sean.

Los medios de comunicación y las instituciones como el Estado mexicano y la iglesia –especialmente católica- entre otras, han fallado en la integración de éstos mundos, permitiendo que la homofobia se albergue en las mentes y los corazones de quienes han visto la diferencia como el elemento más innato de la discriminación, pero esto de adquiere, se aprende y se transmite; sin reparar en un pensamiento que no se base en la obvia diferencia de géneros tal como pretende la sociedad heterocentrista y homofóbica, cuestionando la posición binaria: masculino/femenino, bueno/malo, normal/patológico, homosexual/heterosxual. No es tolerancia, es respeto. R E S P E T O.

Por un mundo en que quepan muchos mundos. No más sangre. Alto a la guerra de Calderón. Justicia para las mujeres asesinadas de Ciudad Juárez y todo el país. No a Peña Nieto, asesino, represor y homófobo.

Esperemos pronto no tener como efeméride el Día Internacional contra la Homofobia.

Rocko
y
Ulises Pineda